Boletín-02 / junio 2020

Al haber estudiado arquitectura en un país tropical durante la primera década del siglo XXI muchas veces escuché de la importancia de la ventilación en los espa- cios. Se nos decía que lo ideal era diseñar utilizando estrategias pasivas de ventila- ción natural (a través de ventanas, puertas, chimeneas solares, etc.). Sin embargo, en épocas como las que vivimos hoy, también hay que rescatar la importancia de que comprendamos cómo funciona la ventilación mecánica (extracción e inyec- ción de aire) y su papel en el control de infecciones en los edificios. El objetivo del presente texto es presentar nociones básicas de ventilación, control de infecciones y arquitectura sanitaria. Para empezar, es relevante recordar que el aire está lleno de partículas. Incluso, si tomamos como ejemplo el diseño de “Cuartos Limpios”, recintos muy usados en centros de salud o en la manufactura farmacéutica, estos alcanzan esa catego- ría dependiendo de la concentración de partículas contenidas en el aire. Esto toma aún más importancia cuando compren- demos que las infecciones se transmiten de tres maneras: • Por vía aérea. Se refiere a la transmi- sión de microorganismos hasta larga distancia (más de un metro) mediante partículas que se quedan suspendi- das en el aire. Ejemplo de enferme- dades de vía aérea son: tuberculosis pulmonar, sarampión y varicela. • Por contacto. Transmisión por contacto directo. Ejemplo: enfer- medades de transmisión sexual. • Por gotículas. Se generan al toser, estornudar, hablar o cantar. Su transmisión es de corta distancia y ocurre cuando los microorganismos son propulsados hasta menos de un metro de distancia. Las gotículas caen rápidamene al suelo por gravedad pero también pueden mantenerse en el ambiente mediante co- rrientes de aire que generamos cuando caminamos o abrimos puertas, por ejemplo. El pre- sente COVID-19 se transmite mediante gotículas. El rol de la ventilacion radica en que un espacio interior tiene diferente densidad de partículas en el aire que un espacio exterior. Por tanto, si abrimos una ventana o inyectamos aire limpio a través de un ducto este “empuja”, diluye y “saca” las partícu- las contaminantes. Una vez que el aire sale, la supervivencia en el am- biente de los patógenos y su poder infeccioso varía según la exposición a diversos factores: la evaporación, luz, temperatura, humedad relativa y, evidentemente, la existencia de una persona huésped vulnerable que interiorice esa gotícula. ACOAIH 3

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